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martes, 22 de julio de 2014

¿Un sueño que por fin se hará realidad? Habla Sergio Ramírez en "El genio de la lámpara maravillosa"

Buenas noches/tardes/días, lectores.
Hoy tengo algo de "tiempo libre", así que dije por qué no, me voy a pasar por el blog. Asi que aquí me tienen. Hoy no les vengo a hablar sobre libros, me temo. Les quiero hablar sobre mi país natal: Nicaragua.
Nicaragua se ubica en el centro de América. (literalmente, el centro).


Es el país más grande de Centroamérica y consta de poco menos de 6 millones de habitantes. Es un país rico en recursos naturales por lo que siempre está en la mira de los comerciantes extranjeros.
Sin embargo, es el segundo país más pobre de toda América. La corrupción, falta de educación, entre otros factores, contribuyen a que mi país siga en estas condiciones.

¡Oh, pero hay una gran noticia! Si, el sueño de todo nicaragüense está a punto de cumplirse. Cuál es ese sueño, te preguntrás... La construcción de un canal interoceánico. Desde el tiempo de la colonia, allá por el siglo XIX, se tenía la intención de crear este tan deseado y necesario canal, pero, como todos sabemos, fue Panamá la escogida para esa construcción. Ahora, después de casí doscientos nuestro querido presidente (nótese el sarcasmo) Daniel Ortega Saavedra anunció que el emprasario chino Wan Jing decidió financiar la construcción. Tentador, muy tentador, y sobre todo esperanzador... 
En diciembre de este año comenzarán a destruir la reserva de agua dulce más importante de Centroamérica (el lago de Nicaragua), desalojarán a las comunidades indígenas de sus tierras, pondrán en un peligro aún mayor las reservas naturales donde habitan animales en peligro de extinción-¡oh, perdón!, lo que quise decir es que comenzarán con las construcciones; bueno, pero es lo mismo. 

Nicaragua no tiene las condiciones para albergar un canal de semejante alcance. Y no, no creo que nos beneficiemos de esto; lo que lograremos es destruir lo único que tenemos: la naturaleza.

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez escribió un artículo tratando el tema. Les dejo una versión resumida del mismo: 

               No pocos de los cuentos de Las mil y una noches provienen de la tradición oral china. El de Aladino, por ejemplo, donde una lámpara de aceite, vieja y despreciada, encierra a un genio benefactor que sale de ella con solo frotarla, y es capaz de cumplir los deseos de quien la posea, por desproporcionados o increíbles que parezcan.
Un genio semejante, cuándo no, puede también conmover las montañas, y obligarlas a que se aparten para abrir cauces gigantescos de un océano a otro. Uno de esos genios de la mitología infantil china, Wang Jing, ha regresado a Nicaragua, tras un año desde su primera visita, para anunciar que ya ha elegido la ruta para su tan pregonado canal.
El tratado Ortega-Wang, violatorio de la Constitución Política, concede al genio de la lámpara los derechos absolutos por 100 años para construir y explotar el Gran Canal Interoceánico, que ha permanecido por siglos en el imaginario de la nación. Por mano de Ortega, Nicaragua renunció a su soberanía en los territorios necesarios al canal. Y las tierras privadas que necesite, podrán ser confiscadas por Wang.
Aquella vez de la firma del tratado, un año atrás, Wang se hizo acompañar de una fulgurante troupede cabilderos, relacionistas públicos y abogados de prestigiosos bufetes de Estados Unidos, de esos que cobran por hora servida. Hoy, comparece solo, como si aquella cauda tan brillante y tan bien pagada se hubiera esfumado, con lo que sus poderes mágicos cada vez parecen ser mayores.
Y también parecen haberse esfumado las 4.000 personas que, según sus propias declaraciones al Financial Times el año pasado, se hallaban dedicadas a elaborar los diversos estudios de factibilidad. Mientras tanto, un puñado de trabajadores chinos subrepticios clavaba mojones para delimitar la ruta elegida, como en pleno siglo XIX.
Y, como para confirmar lo arcaico de la trama, en su comparecencia conjunta con Wang, Daniel Ortega mostró un estudio realizado por el Gobierno de Estados Unidos en 1896, más de un siglo atrás, que, grata coincidencia, sigue la misma ruta escogida por su socio chino. Este antiguo documento, y desempolvado de algún archivo, es lo único presentado hasta ahora, pues no existen estudios de factibilidad ni de impacto ambiental, ni, menos, estudios hídricos, geológicos y sísmicos, ni, mucho menos aún, planos constructivos para un canal que se supone costará $50.000 millones, y cuya construcción comienza en diciembre de este año. Y ¿el financiamiento? Wang lo declara un secreto, seguramente porque no existe.
Maravillas envidiables. Son maravillas que envidio como novelista. 
Pero falta aún la tercera maravilla, la que más envidia mi imaginación. El canal de 278 kilómetros de largo y un máximo de 500 metros de ancho se construirá en solo cinco años, es decir, en un abrir y cerrar de ojos. Se removerán millones de toneladas de tierra, se drenará el Gran Lago de Nicaragua, se construirán dos esclusas de tres gradas, más un lago artificial de 400 kilómetros cuadrados para alimentar las esclusas. Miles de personas deberán abandonar sus comunidades y ser reubicadas.
Cuento chino. El cuento chino se transforma en novela. En Nicaragua, la inmensa mayoría quiere creer, o necesita creer, que Wang, gracias a sus poderes sobrenaturales, removerá las montañas y las selvas, y abrirá el cauce del canal, de la noche a la mañana. Una fantasía construida en nuestras mentes a lo largo de la historia, que hoy está siendo arteramente explotada para vender una colosal mentira.
Esta vez, gracias al genio de la lámpara maravillosa venido de la China, la misma patria de Aladino.
El genio de la lámpara maravillosa-Sergio Ramírez
Canal interoceánico en Nicaragua arrasará mayor reserva de agua en Centroamérica

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