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jueves, 12 de junio de 2014

Fútbol, samba, euforia colectiva... ¿o ignorancia colectiva?

¡Que comience La Copa do Mundo!
Así es, hoy 12 de junio del 2014 inició la Copa Mundial de Fútbol en Brasil. La inauguración y el partido de apertura, en el cual jugó el país anfitrión contra Croacia, se celebraron en el estadio de Sao Paulo.
Durante la ceremonia inauguración se vivió un momento de alegría y pasión, tanto por los bailarines y cantantes como por los espectadores. Los trajes llamativos y coloridos hacían que no despegáramos la vista de los que los llevaban; las movidas canciones incitaban a bailar al ritmo de las mismas.


¿Hermoso, no?
En pocas palabras, se podía afirmar que todas las personas, ya fuesen los que lo presenciaban en vivo en el estadio o los que miraban el acto a través de la tele en cualquier país del mundo, compartieron un momento conmovedor, alegre, eufórico y que por un instante nos unió a todos; por lo menos, a todos aquellos amantes del fútbol.



Sin embargo, no todos la estaban pasando igual de bien.
Las preparaciones para la tan esperada competencia comenzaron el año pasado con el desalojamiento de cientos de personas de sus hogares, homicidios de niños mendigos, explotación a los trabajadores, aumento de la prostitución infantil entre muchas otros casos de violaciones a los derechos humanos.
Así es, señoras y señores, si no se hubiese dado nada de lo anterior no podríamos gozar del Mundial.


A pesar de que el gobierno brasileño asegurara de que no trataban de esconder o eliminar las favelas, hubieron varios reportes en las redes sociales así como informes de la ONU en los que se criticaban a las autoridades de Brasil por el maltrato hacia las familias de los barrios más pobres.
Es sabido que durante la construcción de los estadios en 12 ciudades brasileñas, hubieron múltiples percances sufridos por las obras y por los mismos trabajadores. Medios locales e internacionales señalaron que  la falta de seguridad durante las construcciones, las extensas jornadas laborales provocaron el fallecimiento de decenas de trabajadores.
Se dieron a conocer, además, fotos impactantes en las que se observaban a niños asesinados en las calles. Aún más, un periodista danés(Mikkel Jensen) dio a conocer un que el gobierno de Dilma Rousseff estaba llevando a cabo un programa para "limpiar" las calles de Brasil y así mostrar una mejor imagen durante el Mundial.
Con la llegada de miles y miles de turistas se estimaba que aumentara la prostitución; a esto sumémosle el hecho de que en el país  es legal que niñas de 14 años se prostituyan.

En un país tan pobre, donde no existe igualdad social, donde el tercio de la población sufre de pobreza extrema...celebrando un Mundial-y no cualquiera-el Mundial más caro de la historia.(10 mil millones de euros)

Esto se dió a conocer desde el año pasado... ¿Vamos a dejar que se olvide? ¿Vamos a dejar que la tan aclamada Copa del Mundo haga un lado los problemas sociales?
Por lo menos los brasileños no se van a dejar.
Las protestas no cesan; Brasil no quiere el Mundial, quiere hospitales y escuelas, seguridad ciudadana







A pesar de todo eso yo no me proclamo en contra del Mundial. What?
Lo estuve esperando con ansias, tenía muchas expectativas, no podía aguantar más. No es porque sea una apasionada y ferviente fanática del fútbol, no, para nada; casi no sé nada de deportes.
Pero es que durante ese mes en el que se celebra la Copa me invade un sentimiento de euforia, de simpatía hacia los demás; y estoy segura que estos sentimientos los comparto con todos aquellos que también están pendientes de esta celebración. ¿No es algo hermoso? Pensalo por un momento: el mundo entero durante un mes deja de lado sus diferencias para poder compartir una pasión que nos une a todos. Por un mes, las personas se vuelven más amigables, abiertas, solidarias. Dejamos atrás lo que nos aflije para abrirnos a un festejo mundial. Si, se puede notar que la gente está más radiante y feliz. A esto añadámosle la publicidad de unidad y cooperación, de no al racismo... esas propagandas que logran sacarte lágrimas por lo conmovedoras que son. (Si, las de la Coca-Cola ¬¬ )

Ahora ponete a pensar en esto ¿cuánto estamos dispuestos a dejar atrás, a olvidar, a ignorar mientras vemos los partidos? Nada con exceso, todo con medida. No dejemos que este Mundialito opaque la realidad de Brasil, o la de México, Colombia, Honduras, Chile, Ecuador...
¿Hasta dónde somos capaces de llegar por una fiesta así?



Si querés saber más te dejo los artículos con los que yo me informé:




Siempre con ganas de compartir con ustedes,
                                                                 Nathalie.